martes, 18 de enero de 2011

Ciclos que emocionan


Las flores que crecen en el techo del vecino comienzan a secarse, los gatitos que adopté a días de nacidos se volvieron independientes y se marcharon, mi cañaveral favorito está de nuevo tupido y rebozante, el nuevo año comienza a sentirse conocido... ciclos, ciclos, ciclos. En todo se manifiestan cada día, también en nuestras vidas, desde el primer aliento.

Hoy fui informada que Renato pasará, a partir de mañana, a Casa de Niños. En el sistema Montessori esto significa que pasará del grupo que alberga pequeños de hasta 3 años, a un grupo al que asisten niños de hasta 6 años. Hasta esta tarde, Renato era el más grande de su clase. Mañana será el más pequeño.

El Príncipe Renato, tan dueño ya de la situación en su actual grupo, mañana será el nuevo del salón (o ambiente, como decimos en las escuelas Montessori). Vendrán nuevos retos, el reencuentro con los amigos que pasaron a ese ambiente antes que él, otros niños a quienes conocer, aprender una vez más a sentirse cómodo en su nuevo espacio. Y con esto, se marca de manera oficial en mi corazón que se ha vuelto un niño grande.

No es de sorprender entonces su fascinante manera de descifrar el mundo. Como ayer que, al escuchar a su hermana explicarle lo que significaban los colores de la bandera, replicó, totalmente convencido de su conclusión, que ella estaba equivocada...

--Mira Renato, el verde simboliza la esperanza, el blanco la paz, y el rojo....
--No, Sabi. Yo te digo. ¡El verde quiere decir que pasemos, y el rojo que no pasemos!

Sin duda, el bebé quedó atrás. Mi compañerito deja claro, cada día más, que no sólo tiene ideas propias, sino que está listo para gritarlas al mundo. Y yo me pregunto, ¿cuándo y qué será pasar al siguiente ambiente en esto de ser mamá?

Me quedo pensando...

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