martes, 8 de julio de 2008

Introducción

Escribir es parte de mi. A tal grado, que ni siquiera lo notaba. Una vez, hace ya unos diez años, participé en un taller muy esclarecedor sobre vocación, "Life Path". En él, teníamos como meta descubrir nuestros dones, pasiones y misión de vida, para identificar las habilidades con las que contábamos y aquellas que teníamos que desarrollar para hacer de estas tres variables nuestro camino de vida.

Tras varios juegos, dinámicas y análisis, concluí que yo no tenía ningún don significativo. Al parecer no había nacido para las ciencias, ni tampoco para los negocios, ni qué decir para las cosas manuales. Lo único que salía una y otra vez en mis resultados era: leer y escribir. "¿Qué clase de dones eran esos? ¡Todo el mundo sabe leer y escribir! Eso es como de primero de primaria", dije muy decepcionada.

Mi entrenadora me paró en seco. Ni por asomo era verdad lo que yo estaba diciendo. Para empezar, literalmente no todo el mundo sabe leer ni escribir. Yo era privilegiada. Y en segundo lugar, aún las personas educadas, tenían muchos problemas para hacer cualquiera de las dos cosas. Leer y escribir eran grandes dones. Poder comunicar lo que siento y pienso -algo que había hecho desde niña en diarios personales, periódicos inventados por mi, infinita correspondencia y tímida poesía-, era mi don, y uno que podía desarrollar para darle todavía más significado y hacerlo mi modus vivendi. 

¿Qué misión había ahí para mi?, ¿de qué manera darle forma para darle un sentido de trascendencia?, ¿cuáles eran los temas que quería desarrollar, con los que podía tocar otros corazones y dejar huella?

Esas y muchas otras preguntas se me quedaron de tarea. Una tarea de vida que sigo resolviendo y que, en el camino, me ha llevado a experiencias profesionales y personales que, efectivamente, han llenado mi vida de pasión y me han permitido aportar algo a quien me lee, y sobre todo, comunicarme de corazón a corazón, Ishin Denshin como dicen los japoneses.

Una de las primeras respuestas me llegó con la maternidad. La revolución personal que me hizo vivir la llegada de Sabina a mi vida, la vertí instintivamente en el papel, descubriendo con ello que mucho de lo que expresaba le ponía palabras e imágenes a los sentimientos de otras mujeres que vivían lo mismo sin poder expresarlo, por miedo a lo que pensarían los demás o por no poder identificarlo. 

"Soy mamá y más" fue el primer proyecto en serio. Una revista para mamás profesionistas que teníamos toda clase de sentimientos encontrados en torno a la maternidad, siendo uno de ellos la culpa, omnipresente e inútil, por no sentir que nuestra vida entera se llenaba con ser y ejercer de mamás. ¡Ishin Denshin otra vez! A muchas le sonó como propio, y la revista que duró poco tiempo en circulación por falta de financiamiento, generó todo un movimiento -más de 300 mujeres en menos de 3 meses se adhirieron a un club en internet y se autodenominaban mamás y más.

"Multiplikhada" fue el segundo. Tras varios meses tocando puertas en todos los periódicos de circulación nacional en México, Milenio Diario me abrió las puertas y, durante casi un año, me dio un espacio para pensar, reflexionar, y escribir sobre la vida de una mujer que aprender a ser malabarista con las distintas esferas multicolores que le presenta la vida, para no perderse de nada: ser mujer, ser esposa, ser madre, ser hija, ser hermana, ser amiga, ser trabajadora, ser, simplemente ser, amplia y plenamente.

Ishin denshin: los correos electrónicos comenzaron a llegar, un buen número de lectores (para mi sorpresa también muchos lectores masculinos) seguían la columna y la comentaban. ¡Fue otra gran experiencia!

Diez meses después me llamaron del periódico para informarme que el Editor había cambiado y que el nuevo Editor traía a su propio equipo de colaboradores por lo que, a partir del siguiente miércoles ya no saldría "Multiplikhada" en el periódico.

Ishin Denshin: durante varias semanas seguí recibiendo mails de lectores indignados porque mi columna desapareció. ¡Muy conmovedor!

La realidad es que no le di suficiente seguimiento. Creo que, de haberlo hecho, habría podido encontrar otro espacio para mi columna en otro periódico. Pero no lo hice y hoy, cuatro años después, hago una recopilación de todo lo que ahí fue publicado, para este espacio que comparto contigo. 

Iré subiendo poco a poco los artículos de entonces y, tal vez, haya ocasión para escribir sobre nuevos temas o ahondar en los ya tocados... Mi expectativa es que las campanitas del Ishin Denshin vuelvan a llenar el aire a mi alrededor, tocando nuevos corazones.

Un abrazo de palabras para ti, de corazón a corazón.

2 comentarios:

Alejandra Cárdenas dijo...

Amiga, te digo amiga, porque me he identificado contigo en la "introducción" de tu blog y ya te siento cercana.
En primer lugar me gustaría compartir mis escritos contigo y escuchar tus comentarios al respecto. En segundo lugar quisiara que me hablaras un poco más de este curso "Life Path", porque me encantaría tomarlo...seguiré leyendote y felicidades!

Lilyán de la Vega dijo...

Alexandretta,

Fue una grata sorpresa encontrarme con una seguidora de este blog. Multiplikhada ha sido uno de los proyectos más satisfactorios de mi vida profesional. Y rescatar ahora estos artículos para subirlos a la red, ha sido realmente placentero. ¡Me alegra tanto que encuentres en ellos palabras para ti!

Yo también he visitado tu blog. De hecho, desde antes de que te suscribieras a éste. He visto tus escritos, y me atrapan tus relatos.

En cuanto al curso de Life Path, lo tomé en Japón. Lo daba una chica de origen canadiense, de Vancouver, a la que no sé si todavía pueda rastrear. Pero déjame intentarlo, para pasarte sus datos. Sé que da cursos en varios países alrededor del mundo. Alguna vez tuve la idea de traerla a México, pero se quedó en idea (!).

Saludos Alexandretta! Un gusto coincidir en la blogósfera.