jueves, 27 de agosto de 2009

Un hogar feliz

Como admiro a las parejas que mantienen vivo su amor... a aquellas cuyo proyecto de familia es lo más importante, y logran sacarlo adelante con alegría y entusiasmo. Quisiera saber cómo hacen, quisiera tener la fórmula.

Acabo de leer el blog de Miranda Hooker, y siempre me conmueven los comentarios amorosos de su esposo que no se pierde una sola de las entradas de su mujer. A menudo veo los mensajes de mis amigos Dulce y Sam, siempre mimándose, siempre cuidándose, siempre juntos, y me encantan. 

Sé que no lo es, pero parece tan fácil. Hoy, sin embargo, mi reto es otro. Mi reto es hacer de este hogar de tres, un hogar feliz. Por eso me separé. Porque juntos no parecía posible ser felices. La apuesta era estar mejor y eso es por lo que trabajo a diario...

Y debo decir que me siento satisfecha: mi hogar se siente cálido, se siente alegre, da la bienvenida a quien quiera que se para en el umbral de nuestra puerta. Se escucha música, movimiento, charlas animadas, sobremesas y besos de buenas noches a la hora de dormir. Supongo que estoy haciéndolo bien... aunque a veces, como ahora, cuando mi Príncipe y mi futura Chef están dormidos, tengo ganas de llorar. Y lloro. Mañana, después del baño, sonrío ante el espejo y vuelvo a comenzar. Porque cada día se puede volver a comenzar. Brindo por ello.

2 comentarios:

Cris dijo...

Seguí adelante, así, no decaigas que vas por buen camino!

Yahán Nabih dijo...

Llorar es bueno, desahogarse lo es. Decidirse a comenzar de nuevo cada día es admirable, y lo es más decidirse a hacerlo por los que amas y miras crecer y convertirse, porque alimentas todos sus sueños, esperanzas y posibilidades. Afortunados tus nenes. Un abrazo bien grande a los tres...

Ah, te dejo el premio (o no sé qué cosa es) del Pedazo Honesto, en mi blog están las instrucciones.