lunes, 15 de diciembre de 2008

Doble Moral: un vistazo a nuestro alrededor y otro a nuestro interior.

Es una enfermedad de nuestro tiempo, afecta a una gran parte de la población de la sociedad de consumo, se llama doble moral. Cuando podemos comprar todo lo que deseamos, perdemos de vista una de las leyes que rigen nuestra existencia: la ley de la causa y el efecto. Si con dinero se puede comprar el perdón, el silencio, el éxito y hasta el amor (o por lo menos esa es nuestra fantasía) ¿en dónde queda la veracidad de esta ley? No se pierde, por supuesto, pero desde nuestro limitado punto de vista, creemos que somos capaces de burlarla.


Esto da pie precisamente a la doble moral. Esa que nos permite medir a los demás con una vara distinta a la que utilizamos para medirnos a nosotros mismos; esa con la que nos erigimos ejemplo de lo que no profesamos, la que impide la congruencia en nuestras vidas, la que –en palabras de Karl Jaspers, es indigno de confianza en todo ser en el mundo. 


La moral, según definición de la Gran Enciclopedia Ecisa, es el “conjunto de normas de comportamiento de una sociedad”. La doble moral es la que aplicamos cuando las normas que usualmente pregonamos no se ajustan a nuestra convenciencia personal.


Citemos algunos ejemplos concretos: 


Un gobierno con doble moral es aquel que se ufana de su espíritu democrático y lo defiende a través de la invasión de otros países y la imposición de sus propios principios: caso EEUUAA-Irak.


Una organización con doble moral es la que, en nombre de la ética y la moral, condena la libertad de prácticas como el derecho legal a interrumpir un embarazo provocado por violación o la reproducción asistida al tiempo que protagoniza un escándalo de insultante corrupción y fraude: caso Provida.


Una Institución con doble moral es la que ejerce el asistencialismo al tiempo que –sin escrúpulos-  genera miedo y culpabilidad entre sus seguidores para impedir la política de planificación familiar en un mundo en el que la pobreza extrema avanza a paso veloz. Caso: la Iglesia –que no la religión- católica.


Un pueblo con doble moral es aquel que exige soluciones a sus gobernantes al tiempo que se caracteriza por su apatía, inclinación a la corrupción y falta de compromiso social: caso mexicano.


Una sociedad con doble moral es aquella que pugna por conservar el valor de la virginidad al tiempo que vota por la guerra, es indiferente ante la pobreza que lo rodea y sigue creyendo en la superioridad de unos seres sobre otros. Caso: la sociedad occidental.


Algunos filósofos afirman que es parte inherente de la naturaleza humana. Si bien es cierto que son excepcionales las personas que podemos considerar verdaderamente congruentes, alineados sus pensamientos, palabras y obras, también creo que es un estado al que podemos aspirar. Siendo el ser humano perfectible, la incongruencia es un estado transitorio que puede superarse a través del desarrollo de la conciencia, un trabajo personal que dura toda la vida. 


De ésta no nos escapamos o, como decía Jesucristo: “Quien esté libre de culpa que lance la primera piedra”. Somos seres sociales, seres de hábitos, pero éstos se construyen; si hemos construido hábitos que nos impiden ser congruentes, solidarios, amorosos y, en última instancia, felices, seguro que también tenemos la capacidad de deconstruirlos y optar por mejores alternativas.  ¡Comencemos a trabajar!


Para leer más:

Jaspers, Karl. La Filosofía. FCE, México: 1953.

Neill, A.S. Corazones no sólo cabezas en la escuela. Editores Mexicanos Unidos, México:1975

Gutiérrez Sáenz, Raul. Historia de las doctrinas filosóficas. Editorial Esfinge, México:1986.


Publicado el 21 de julio de 2004 en Milenio Diario.

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