domingo, 21 de junio de 2009

Ser papá de a deveras

¿Te imaginas cómo será ser papá en estos tiempos? Y me refiero a SER papá, de verdad serlo. No a aportar una célula que fecunde a otra y súbitamente tener descendencia aunque no te ocupes de ella. No, ESO no es ser papá, sino semental.

Yo me refiero a esos hombres que se alegran ante la noticia de que una nueva vida viene en camino, y que esa nueva vida contiene una parte de sí mismos. Me refiero a esos hombres que participan en el embarazo de sus mujeres, que se emocionan con ellas conforme se acerca el día del nacimiento, que se maravillan ante el milagro de ese cuerpo femenino transformándose rebozante de vida, que comparten las lágrimas de alegría ante una figura incomprensible en un monitor de ecografía (jurando que le vemos el perfil del abuelo a ese bebito que apenas se adivina entre sombras color verde). Me refiero a esos hombres que acompañan a sus mujeres en el parto aguantándose el miedo propio y el de ella, aguantando el apretón de manos, los pellizcos, las patadas y hasta los insultos en el momento más álgido del nacimiento, a aquellos que se atreven a recibir a su hijo emplacentado junto con el médico, que vencen la impresión de la sangre y cortan el cordón umbilical entre lágrimas, que se reenamoran de su mujer después de ver lo grandioso que es dar vida.

También me refiero a los que, una vez en casa, se involucran totalmente en la crianza del bebito. Que aprenden, al mismo tiempo que la mamá, a tranquilizar el llanto de su hijo, a sacarle el aire, a lidiar con el ocasional vómito porque no salió el aire, a alimentarlo o a acompañar a su esposa mientras lo amamanta en mitad de la noche, a cambiarle el pañal de pipí ¡y de popo! Sí, a aguantarse el asco igual que lo hacen las mamás, y dejarlo limpio y fresquecito hasta el siguiente pañal... media hora después. A aquellos que se permiten emocionarse hasta las lágrimas de alegría mirando la perfección de las manitas de su hijo, de sus pies, de su carita, de su mirada escudriñando el mundo.

Y, por supuesto, me refiero a los que acompañan en la vida a ese pequeño mientras crece, sin impotar sus circunstancias maritales. A los que aunque pasado el tiempo se separen de sus parejas se esfuerzan por estar presentes en las vidas de sus hijos, siguen responsabilizándose por su educación, alimentación, y techo; y siguen ejerciendo su derecho a amarlos y a estar realmente presentes en sus vidas.

Pero sobre todo me refiero, a aquellos hombres que pasados los años, son sujetos del amor incondicional de sus hijos e hijas, quienes los miran con admiración, con respeto, con ternura y con profunda gratitud... a quienes los miran como padres, como autoridad, como amigos... y que simplemente no pueden imaginar cómo habría sido su vida sin ellos.

Y es en torno a este tipo de padres que me pregunto... ¿cómo será ser papá en estos tiempos? No debe ser nada fácil. Todavía hay muchos hombres no han crecido acostumbrados a lidiar con sus emociones, que aún siguen siendo educados para mirarse a sí mismos como proveedores de cosas materiales, excluyendo ser proveedores emocionales. Muchos han aprendido que el éxito reside en el status, en el buen carro, en la ropa de marca... y luchan incansables por conseguir lo que cada vez es más difícil de alcanzar en un mundo que está cambiando, poco a poco, de paradigma; en un mundo en el que cada vez es más evidente la necesidad de reducir el consumo, de vivir con menos, de recobrar fuentes más valiosas de felicidad y asombro, como la comunidad, como el contacto conla naturaleza, como la capacidad de conectar con las emociones y ser empático, entre muchos otros valores que estamos redescubriendo como sociedad post-post-moderna.

No debe ser fácil ese malabar entre los viejos valores masculinos, las exigencias de una sociedad aún machista que los oprime con la engañosa exigencia de ostentar el poder aún a costa de la armonía en sus relaciones y por ende de su felicidad, y la búsqueda de la propia masculinidad, es decir, de su propia manera de ser hombre y sentirse pleno y satisfecho en su vida, en su piel, en su mente. Es un proceso difícil, complejo y tal vez a veces doloroso....

Por ello y por mucho más, va mi admiración a esos Padres, a esos Hombres valientes que se atreven a ser ellos mismos, que aprenden a conocerse, a sentir, y a compartirse siguiendo el dictado de su conciencia, de su intuición, y que con ello, entre muchas otras cosas que los llenan de plenitud, se permiten ser padres en toda la extensión de la palabra.

¡Feliz día del Padre, Señores!

4 comentarios:

Unknown dijo...

Mi amor basta una mirada la presencia, no digas una sonrisa un beso una mirada que dice mucho para amarlos más y alimentarse de ese amor, sus alegrias son las mias, sus preocupaciones nos ocupan en fin no hay experiencia mas bella que ser Papá.
PD Haber tenido una Mamá (mi Vieja) como la que me dio Dios es garantia para ser buen Papá, se las recomiendo-

Bernardo Garduño Lomelí dijo...

Lilyán
Gracias por tan bellas y emotivas palabras, tocan fondo en más de una arista y frente a tantas, plagadas de errores, fallas, así como de triunfos y certezas, tu tributo me conmueve y alienta a seguir buscando siempre, ser el mejor papá de Sabina y Renato, compartir esta labor emotiva, larga e inmensamente gratificante que compartimos con Sabina y Renato. Un abrazo,

Lilyán de la Vega dijo...

Papá,

No pudo haberme tocado un mejor papá en todo el mundo, las galaxias o el universo entero... ¡Te quiero!

Ber,

Eres un excelente papá, siempre comprometido, involucrado, responsable, presente y amoroso con tus hijos. Estoy segura de que ellos son de los afortunados que, conforme pase el tiempo, se sentirán más y más agradecidos con la vida por tenerte como padre, y por haber crecido juntos en esa relación que funciona siempre en dos vías.

Otro abrazo para ti. Felicidades.

Lilyán

Buen Tono 23 dijo...

Buen pensamiento, creo uqe los buenos padres son una especie en extinción :S desgraciadamente y triste, todo mundo esta ensimismado en sus propios problemas que no se acuerdan que tener un hijo no es solo darle, comida, ropa y lujos.... sino algo más!
Saludos