sábado, 26 de diciembre de 2009

Lo que necesito

Ver películas para niños es toda una experiencia. Los mensajes suelen ser tan claros, que es imposible no notarlos. Y también suelen ser positivos, lo que siempre termina por dejarme un buen sabor de boca y una buena dosis de inspiración. Como hoy, que fui a ver La princesa y el sapo, con mi Sabina (¡cómo la disfrutó!), y se me quedaron dos frases girando en la cabeza:

1. Nunca olvides lo que es importante (el mensaje más importante del padre de la protagonista, para su hija. El es un hombre idealista, trabajador y amoroso, que no cumple sus sueños más ambiciosos, pero mantiene una familia unida y feliz).

2. Lo que quieres, no es necesariamente lo que necesitas (mensaje de Mamá Odie, la "bruja-buena" del cuento, en un ataque de frustración al darse cuenta, una vez más, que todos le piden lo que desean, pero no lo que necesitan, y como con ello, no llegan a donde realmente se encuentra su felicidad).

La primera frase me hizo sentir bien conmigo misma. Creo que a lo largo de los años, con todo y mis equivocaciones -algunas francamente graves- y tropiezos, nunca he perdido de vista lo que es importante. Y creo que eso es justo lo que me tiene con un dolor profundísimo en el alma en estos días en que mi divorcio, sentenciado hace más de dos meses, me está cayendo de verdad encima como una realidad dolorosa e ineludible. Cada día con más contundencia veo alejarse lo que para mi ha sido lo más importante desde que recuerdo: mi propia familia...

Y sí, yo sé que hay maneras positivas y optimistas de verlo (y que más me vale enfocarme en ellas si no quiero amargarme el resto de la existencia), pero en este momento siento el corazón desgarrándose en múltiples fragmentos al mirar esta familia que teníamos desaparecer como si fuera de humo...

Pero entonces llegó como una cachetada oportuna en un ataque de histeria, la segunda frase: lo que quiero, no es necesariamente lo que necesito. ¡Qué real y qué sanador mirarlo con esa claridad! ¡Por supuesto! Yo quisiera tener la capacidad de volver el tiempo, de hacer las cosas mejor, de ser más madura y más sabia, y de haber construido una relación mucho más edificante, nutricia, gozosa... Pero es claro que ESO es imposible. No puedo regresar el tiempo. Y así como están las cosas, con todo lo derruída que hemos dejado la relación tras una separación llena de todas las recriminaciones y violencia implícita que nunca, en veinte años, nos habíamos hecho, es evidente que no sólo no reparamos, sino que seguimos destruyendo lo poco que quedaba. Y es muy claro que ESTO no es lo que necesito. Y para el caso, tampoco es lo que quiero...

Lo que quiero -y necesito- ya no está. Lo que en realidad necesito son esos estados que describo para mi vida: que sea edificante, nutricia y gozosa... y quizás, si dejo de resistirme a lo que la inercia de la vida y de nuestras decisiones está generando, la experiencia de vida sea más cercana a eso que deseo y que necesito.

Quiero a mi familia de vuelta... y ya no existe. Supongo que ya no hay nada que hacer. Necesito sentirme en paz, feliz y plena. Eso sí existe, y tengo mucho que hacer para lograrlo. ¡Gracias Mamá Odie! Por esa importante lección... gracias, Sabina hermosa, por llevarme a ver esas películas que tanto disfrutamos juntas.

Hasta el momento, la experiencia de ser una mamá sola, no me gusta. Pero momentos y compartires como los de hoy, me entibian el corazón y la experiencia. Gracias, Chiquita mía. Cómo te amo.

No hay comentarios: